LENTES DE CONTACTO
LENTES DE CONTACTO
Blandos vs. Gas Permeable.
Los lentes de contacto blandos descartables son los más adaptados habitualmente.
El reemplazo frecuente es un factor que minimiza los riesgos de sufrir daños oculares a largo plazo.
Con estas lentes se puede compensar la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo e incluso la presbicia, pero no son útiles (a excepción de algunos diseños avanzados) en casos de córneas irregulares.
Son lentes de contacto muy cómodas, flexibles, que se amoldan muy bien a la forma de la córnea.
Al ser lentes con un cierto contenido de agua hacen necesario que el paciente tenga una buena lágrima, es decir que no sufra de sequedad ocular. De lo contrario, empezará a mostrar síntomas de intolerancia como sequedad, ojo rojo y sensación de arenilla.
Los lentes de contacto gas permeable en general proporcionan una mejor calidad visual que cualquier lente blanda, sobre todo en astigmatismos altos y córneas irregulares.
Al ser de un material no flexible, no necesitan de una excelente calidad lagrimal por parte del paciente.
Para la salud ocular son mejores que las lentes blandas, ya que interfieren menos en la fisiología normal del ojo.
Su adaptación es larga y hay pacientes que por sensibilidad corneal no acaban de tolerarlas.
Son para uso permanente, no para alternar con anteojos convencionales como pueden ser los blandos.
Son de reemplazo anual.
No podemos determinar que una lente blanda sea mejor que una lente gas permeable. Dependerá del paciente.
El profesional debe realizar una completa evaluación de las necesidades del paciente y de su sistema visual y ocular.
Tres premisas para la adaptación:
Buena visión
Comodidad
Fisiológicamente seguras